Arañon de Gato
"Lo único en común que tienen un cuchillazo y el arañón de un gato es que ambos son heridas, sin embargo, la segunda desaparece y se olvida".
Ha pasado ya un tiempo desde la desastrosa tarde en que nos vimos por última vez, lo suficiente como para apenas y recordar tu cara, aunque lo que hicimos y dijimos sigue bastante presente. No duele. Me refiero a que la herida que con todas tus fuerzas quisiste crear en mí no duele. ¿Sabes por qué? No creo, así que te daré la respuesta.
Nunca te quise.
Me di cuenta un día de esos en los que miras por la ventana mientras vas por la ruta y de pronto tu mente quiere divagar sobre cada aspecto de tu vida. Fue justo cuando pasé por ese lugar, aquel que recorría a diario y ahora es solo una estación más. Imaginé a la que solía ser, la que estaba por conocerte; ella andaba por la avenida apresurada porque va tarde, sin poder correr porque los zapatos que tomó prestados de su hermana no son de su talla y le duelen mucho los pies, bajo el sol que parece más de verano que inicio de otoño brillando a todo lo que da con intenciones de hacerla llegar sudando, y la mirada desesperada que busca el edificio correcto.
¿Qué es diferente entre ella y yo? ¿Qué es igual entre ella y yo?
Difícil de enumerar, pero lo que importa es que, aunque sigo siendo ella a la vez soy alguien nuevo. Me siguen gustando los artistas de cuando era más joven, mi talla es la misma y aún detesto la comida marina, pero ya no veo películas, corté mi cabello en capas, y aprendí a pintar con acuarelas.
Eso era lo obvio, tenía que ir más allá, más profundo, sin embargo, me costaba.
Lo que me ayudó fue el mensaje que llegó unos minutos después, que no tenía nada que ver con lo que estaba pensando, y me hizo recordar la razón por la que todo sucedió.
El hombre al que amaba.
Aquel en quién pensé cada vez que me besaste y me tocaste, con quién te comparaba cada vez que tenías un error, ese al que no podía olvidar porque estaba metido tan dentro de mi corazón que lo hizo su hogar.
Tuve la revelación en un momento tan poco favorable que apenas pude reprimir las ganas de reír. Es que es muy gracioso, en serio.
La única razón por la que el arañón duele más de lo que debería es porque nos hace recordar a alguna herida previa. En este caso, mi mente te había comparado tanto que me hizo creer que lo que tú me hiciste, lo hizo él. Me alegró saber que mi dolor no se debía a tí, sino al hecho de que ya no podía fingir que tú eras él.
Pensé entonces en las diferencias entre un cuchillazo y un arañón de gato; lo que vino a mi mente es que solo uno puede ser mortal.
Me arañaste, pero yo te asesiné.
Lo hice en la habitación del hotel en la que solíamos reunirnos cerca de la estación a la que ya no voy. La sensación de tus manos sobre mi cuello buscando asfixiarme todavía la siento en los días que hace frío y tengo que ponerme bufanda, así como la textura de tu sangre entre mis dedos cuando el helado se derrite por el calor. El color de los moretones perduró tanto que tuve que usar pantalones en pleno verano, así como el retorcido alivio en mis ojos por lo que hice, por finalmente librarme de ti.
Me diste una golpiza contra el piso de cerámica luego de pedirte que esa fuera la última noche que usaras mi cuerpo, porque no tenía intención alguna de seguir humillándome con la pobre imitación de un hombre en un burdo intento de olvidar aquel amor que no me amaba de vuelta. Cuando vi tu rostro supe que solo uno de los dos viviría para recordar lo que pasaría esa tarde y mentiría si digo que sabía que sería yo.
"Lo único en común que tienen un cuchillazo y el arañón de un gato es que ambos son heridas, sin embargo, la segunda desaparece y se olvida", esa frase me la dijiste en una de nuestras cenas a escondidas y me parece gracioso que, aunque pensabas en mi como el inofensivo gato, terminé siendo quién realizó la herida fatal.
-Publicado originalmente el 27/11/23 en un post que ya no existe.
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