Mirame



No soy buena con las palabras, ni con las acciones, ni con los sentimientos, pero en algún momento lo fui, por lo que tengo una vaga idea de lo que se es decir lo que piensas, hacer lo que quieres y sentir sin temor a nada.


Ahora no sé hacer ninguna de esas cosas, es como si me robaran las memorias de toda mi vida y dejaran solamente lo necesario para no morir ipso facto, como si me sostuvieran en mi lugar cual camisa de fuerza a un loco desquiciado e incomprendido que es forzado a abandonar su realidad ideal, como si me arrancaran el corazón del pecho, así sin anestesia y rompiendo las costillas a su paso cual asesino novato, así que nunca pude decirte ni demostrarte lo que pasaba por mi mente o lo que anidaba lentamente en mi corazón cuando estábamos juntos, y solo te miraba con la esperanza de que fueras capaz de entenderme, rogando que no fuera una mentira lo que me dijiste en una de las tantas veces que nos vimos a escondidas, cuando me preguntaste si yo te quería y mi respuesta fue un silencio incómodo mientras mi cuerpo se quedaba inmóvil y no respondía a tu abrazo.


Puedo sentir lo que sientes, porque estamos destinados a ser uno solo— murmuraste en mi oido, y dejaste un corto beso sobre mi cabello. Me encanta cuando haces eso, me siento como una niña pequeña.


Quisiera poder darte una razón para mis carencias en el aspecto romántico, pero no la tengo. Mis opciones son la falta de experiencia y la desconfianza, aunque creo que son ambas.


No te negaré que era agradable estar contigo, me gustaba tanto que ignoraba todo lo que indicaba que me podías estar mintiendo y me forzaba a mi misma a ser más expresiva, porque creía que era lo correcto, también porque quería esconder el hecho de que casi nada sé de los asuntos del amor y no quería quedar mal frente a tu gran experiencia en ello.


Fue confuso, lo sigue siendo, sin embargo prefiero no indagar en ello pues solo me enredo más y más en la telaraña de tus halagos dulces, tus caricias acaloradas y tus miradas llenas de sensaciones que no puedo describir.


¿Qué es siquiera lo que ve en ti? Un tipo como él y una chica como tú no deberían ser pareja. ¡No está bien!— dijo enojada mi mejor amiga.


—Ay, pero tú qué vas a saber de estas cosas, si ni has tenido una cita. Además, de qué sirve salir con chicos si puedo salir con un hombre.


Las personas no son perfectas, ni tú ni yo lo éramos, ni lo somos, ni lo seremos, por mucho que nos encantaría a ambos que sucediera. Supongo que esa es una de las cosas que nos unieron: la obsesión. La mia es el no tener errores, mi mamá es muy insistente con eso, le gusta que saque buenas notas y a mi también, y la tuya, bueno, esa nunca me interesó saberla, pero me gusta suponer que tiene que ver conmigo.


Soy desconfiada, cuál perro anciano que se ha criado en las calles desde que nació y no se fía de los humanos, atacando al mínimo indicio de cercanía, pero al mismo tiempo soy crédula, cual alma pura que se enfrenta a las perversidades de la sociedad, o eso dice mi mamá. Es una interesante combinación que sé que te gustó mucho de mi, diría incluso que la razón principal por la que me hablaste en primer lugar.


Sabías que no creía por completo lo que decías, pero aún así me dejaba enredar por ti, porque aunque lo tuyo nunca fueron las letras, eras experto en convencer a la gente con ellas. Si lo admitiste alguna vez, falsamente avergonzado de tu capacidad para manipular a otros. Aquella vez te pedí, de broma, que me manipularas, que me convencieras de hacer algo que quizás yo no debería hacer, y contestaste que a mí jamás me harías eso.


Ha pasado un tiempo desde entonces, no demasiado ni muy poco, lo suficiente para que el convivir sea en partes iguales reconfortante e incómodo, o al menos eso creo yo.


No sé qué es lo que pasó, si tal vez dije algo que no querías escuchar o hice algo que no querías ver, y herí tus sentimientos sin ser consciente; te alejaste y ahora no se cómo se supone que debo de actuar.


Señor Gonzales, usted es el marido de mi madre y yo solo tengo quince años, no es fácil lidiar conmigo porque yo misma no me entiendo, pero cuando usted me miraba era como si todo volviera a su lugar, como si todo tuviera sentido.


Dentro de mi hay sensaciones que no puedo explicar, como si lo que siento por usted y lo que sé que siente por mí estuviera mal, pero no creo que sea cierto. ¿Podría mirarme una vez más, por favor? Necesito saber la respuesta.



-Publicado originalmente el 03/07/23 en un post que ya no existe.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El sabor de ella (Parte I)

The taste of her (Part I)